miércoles, 24 de febrero de 2021

 El Tayango




El Tayango o Tayanku: Baccharis buxifolia , de la familia de las Asteraceae y pariente cercana de la "chilca" y la "tola". Es otra de las especie florísticas de los páramos de Amazonas; semiarbusto perennifolio, de hasta 70 cm, muy ramificado; hojas alternas, sésiles, de forma de espatula de ápice redondeado, de 6 a 15 mm de largo; de flores blancas, pentadentadas, hermafroditas, cáliz formado por un penacho de pelos y estambres de anteras unidas. Crece a partir de los 2300 msnm, formando bosques y matorrales densos, las hojas sensibles, caen, creando un colchón protector, manteniendo los humedales de las radiaciones. Es usado por los comuneros como combustible: leña (chamisa), excelente por su contenido resinoso, arde tanto seca como como fresca. Se le conoce con los nombres populares: tola, cunta, chamiso, taya, tayanca, y en Amazonas como "tayango" o "chamisa". Fotografía tomada a inmediaciones del distrito de Conila - Luya

 

La Chilca o Chiska


La Chilca: Baccharis latifolia, familia de las Asteráceas, el nombre proviene del quechua "ch´illka". Arbusto que alcanza los dos metros, crece a altitudes mayores a los 2300 msnm, generalmente en vertientes, protegiendo los humedales; de raíz fibrosa con tallo flexible y cilíndrico, ligeramente rojizo, hojas simples y lanceoladas, sus flores dispuestas en inflorescencias de color blanco. La planta completa es utilizada desde tiempos prehispánicos para teñir tejidos, en variedades de amarillos y verdes; cuyo uso se mantiene en la actualidad por los tejedores andinos. Y las fuentes históricas (cronistas) lo mencionan como una planta muy apreciada en la medicina, por sus propiedades antirreumáticas y antiinflamatorias. En Amazonas, se le da uso en el teñido de tejidos, el troco para cercas y leña, como escoba para limpiar las cenizas de los hornos, dejando un agradable olor.
Los recuerdos
Los recuerdos, son hijos del pasado, recuerdos felices, recuerdos tristes. De esos que se guardan en el baúl, para abrirlo de vez en cuando. Momentos de nuestra vida, momentos que no se olvidan.

Contigo.
No me hurtes lo que tengo, ni me des lo que ya colma en mis alforjas. Muéstrame tu alma y en silencio mírame. a los ojos, para que mires a través de ellos. Sólo así conocerás, mis simplezas, mis pequeñeces y mis demasías. Y con sumo placer compartiré lo que cargo en mis alforjas.

El mar y yo
A orillas del mar se disipó un sueño. Y a ella voy de vez en cuando, a coexistir con un nuevo sueño. A la mar llegan los ríos, y a mi casa de vez en cuando mis amigos. Y si yo fuese río, que prodigiosa manera de preexistir sería eso


La Espera

Esperaba en el terminal
el tren ya había pasado,
llevándose mis ansias.
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Repicaron las campanas
tantas veces  que anunciaban,
en un pueblo de sordos 
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Un semáforo titilaba en ámbar
la calle sin tránsito, silenciosa,
auxilio para una taquicardia en ámbar 
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Gaviota presurosa
a una isla remota,
las caracolas en la espuma
se aferraban a la arena
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Caminaba silencioso, enfermo
soñaba que vagaba,
quejidos de un paciente distante
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Una puerta cerrada y un
manubrio en movimiento,
aire fresco, qué aliento
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Caminas a cuestas
si no te detienes
llegarás temprano,
aliviado veras la madrugada .
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Una naciente cattleya 
ceñida atropella el follaje,
para abrazar un cielo estrellado 

 Estampas de un río
El río corre rápido, el nivel del agua ha subido, y es luna nueva. Desde la orilla, un ramaje tendido lame la superficie, y a media rama, un atrevido gorrión anidó, al otro lado el campo habido; cómoda morada. Sobre el tronco hendido, descansa el espinazo de un labriego, que con pausada calma encaja el chufran en el calero; con agrietado párpado, agudiza una supina mirada sobre sus dominios, como si acertara el disparo en un ilusionado futuro. Del tronco al ramaje tendido una licósida araña ha tejido su hilo, y en esos tramos enredados, se lamentan prisioneros mosquitos. Qué, equilibrada estampa: plácido gorrión, sosegado labrador, complacida araña. Y el río corre, unas veces calmo, otras veces a torrentadas. El tiempo corre igual. 

Dependiendo como andes, sabrás como llegas al final…hay muchas formas de llegar, desnudo o ataviado. Pero no te olvides, da las gracias al final….por lo que fuiste.