jueves, 26 de julio de 2012

DESDE ROMEO, A JUAN TENORIO. Y DE MENGANOS A PROFANOS. (parábola)


Una flor coloreó las campiñas de alguna monarquía, para engalanar los salones de palacio y a su Reyna. Fue arrancada por Romeos para Julietas. En manojos, desfalleció sobre la boca de un jarrón, en algún rincón oscuro, donde sólo la vanidad le prestó atención. 

Un día, volvió a aparecer en un languidecido macizo, hasta que allí, llegó el camino. Con el camino, se perdió la sombra que lo guarecía. Lloró y lloró, su triste desventura y su incierto destino.

Al observarlo un gorrión peregrino, le prestó consuelo. Suplicó que esperara el otoño, y con el sus pétalos se secaron y antes que llegará el invierno, le arrancó una semilla, para depositarla en lo alto de un risco. Allí germinó y creció. Abajo quedaba el campo ajeno, descubierto y herido, sembrado de rastros de su sublime habitante: El hombre.

La flor enraizada en lo alto del risco, permaneció, inalcanzable a la mano del hostil cercano. Estaba allí, para ser observada, deseada y no arrancada.

Desde ese lugar, echará sus semillas al viento, para multiplicar su especie. Vive libre en la dureza que le dio morada.

Es libre como el alma de los hombres, pero tiene el tallo y sus raíces fuertes, en cambio, el hombre tiene la carne débil.

La flor vive y revive, florece también protegida por el espectro de mi alma. Espero volver a verla mañana.