viernes, 19 de febrero de 2021

Pájaro negro de las noches negras



 Golpea sus alas contra el viento hiriente,

 vuela sin brújula, sin destino y lleva prisa,

el viento arrastra sus plumas negras,

que se eclipsan en la inmensidad de la noche.

 

Sus alas de hielo marcaron la rayada ventana,

la habitación vacía, el silencio perturba,

ausencia en la oquedad de mis oídos,

desde allí el campo apócrifo se ve plomizo.

 

Trompetas angulosas alegran los batientes ramajes

cubiertos de otros, distintos pájaros negros,

de los que no puedo congeniar, ni ser confuso,

ni armonizar canturreos, delirios, ni orgasmos.

 

Mi vuelo va más allá de la inmensidad de la noche,

más allá de la ausencia del gorrión peregrino,

hacia el alero convulso, asilado y prohibido,

el vuelo se encadena, junto a la noche.

 

Distante, inestable y abatido el tejado que deje ayer

cubre una borrosa ventana, de extraña luz en su entraña,

ajeno el pájaro negro, y ajeno su vuelo,

 dueño de su plumaje negro y de su noche oscura,

 

Pájaro negro, sin rama, sin nido, sin baranda, ni alero

la noche te viste, es distante o fortuita la mañana.


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