jueves, 14 de septiembre de 2017

Pueblo de flores amarillas


Cuento

Nántu, una niña awajún, caminando por la ribera del río encontró una revista de colores, que se varó a sus pies. Lejos pasaban las lanchas llenos de turistas, que iban a visitar aldeas mayores, menos a la suya. Vivía junto a su madre, su hermano menor y el apách, su abuelo. En la revista, vio la imagen de una casa hermosa, de esas que hay en las ciudades grandes, con un portal lleno de flores, no como su aák de cañas, aislada y desprotegida. Como esas flores no habitaban en su campo, soñó con plantar un jardín junto a su aák, un regalo para su triste madre viuda.

Una tarde cuando paseaba por debajo de un despeñadero, en lo alto de la roca vio que se asomaba un ramaje lleno de flores amarillas, que llamó mucho su atención. Se propuso escalar, para trasplantar esas flores junto a su vivienda. Hizo muchos intentos, fracasó, el risco se presentaba difícil de abordarlo. Los niños de su aldea, se burlaban de su osadía, ni ellos mismos podían escalarlo, por más deseos de ayudarla. Uno de sus amigos, le aconsejó que desistiera de su intento,…..le dijo, esas flores se convertirán en semilla, y tras ellas vendrán los pájaros, se comerán las semillas, y esto sucederá estación tras estación, hasta que la planta perezca, …..y así también se irá tu sueño.

Nántu, reaccionó ante las frases del amigo. Si vienen los pájaros a comerse las semillas, pues no se llevarán todas, algunas se escaparan y caerán, pero estas no brotarán en la roca dura. Fue al bosque y acarreó mucho musgo, para colocarlo al pie de la rocosa pared. Y así fue……Llegaron los pájaros, y las semillas cayeron al tálamo de musgo, la lluvia hizo lo suyo, las semillas brotaron. Luego las trasplantó, en el lecho que preparó frente a su humilde aák. Su sueño se hizo realidad. Vio feliz a su madre. Y lo mismo hicieron sus vecinos. Su pueblo creció, recibía muchas visitas,…..éste fue bautizado como la aldea “Nántu yagkú”, …..pueblo de flores amarillas.

Moraleja. Toma todo por bien recibido, tras un mal consejo, florecerá una brillante idea.

En mi tierra llueve



Mi pueblo, mi tierra, mi hondonada, mi bosque, mi loma, mi quebrada , ...el río, la lluvia . My homeland.

Llueve en mi tierra, como diluvio, llueve, noche y día. Llueve y una gotera fría se desparrama en tu ombligo, que he de hacer pucachita linda para darte abrigo, he de rezar a Santa Olarias como lo hacía mi abuela, tal vez así de frío y pena te arrimes a mi cadera. Con tantos alalayes, el taita cura cerró la iglesia, ni hay velas en los altares para calentar a la feligresía. Llueve y desde hace tiempo llueve, que a la Angela Salbaberin se le apagó el farolillo. Arraray, más miedo da este diluvio, dame un espacio en tu fogón, y la punta de tu pañolón, que a tu lado me arrincono.

Hay tanta lluvia y frío, como jode el hueco de mi abrigo. No hay leña en campo mojado, ni un tayanguito donde se acurruque el zorzalito, y en tejado frío ya no canta el gorrioncillo. 

Cómo ahuyenta la lluvia y el frío y cuántos se han de escapar, de tanto tiritar hasta brincan las monedas, los bolsillos han de dar desamparo en cantina de alguna esquina, que a de morir en un suspiro el brindis entre amigos. Y que pena trae la lluvia, que todo se ha de llevar, la siembra de mi hermano, su casita en la ribera, de piedras se ha trancado la cañada, no hay por donde escapar. El cielo se cubre de negro, que ni el Amito ya no sabe ni cómo asomar.
Lo bueno se lleva la lluvia, lo malo a de quedar, y los shucas se aprovechan de la miseria que queda. Hemos de pedir clemencia a Noé, el del arca, que con capa de Superman en un vuelo se ancle en el Puma Urco. Una Arca nos ayudará a construir, para preservar todo lo bueno. A quienes hemos de salvar: al gorriocillo cantor y al zorzalito peregrino; al pan caliente y al murón frio; a la tushpa ardiente, al tamal y al juane caliente; a la mushita murushita y a su huayna shicra-alegre; añañau, que tanta dulzura se ha de guardar en el arca. Y no se olviden de embarcar a mi amigo, el Pitucha, que tanta gracia y lisura a de cargar en sus alforjas para alegrar a la concurrencia con su gracia pa desparramar; y si clama la urgencia, hasta de cura ha de servir, de seguro su Rosario va llevar, colgado con cruz grande, que le cuelgue hasta la cintura, el condenado sabrá rezar.

No subirán al arca, las falsas promesas, aquellos los malos elegidos, los esbirros, macarras, mentirosos; los que ofrecen gatos por liebre, ocultos bajo sotana, los que repican falsas campanas. Los que queman el pan en la boca del horno, aquellos que dejan al prójimo con las manos extendidas. Los que no sienten la lluvia, ni el frío en el pellejo ajeno, ni el fango bajo sus pies; que no haya piedad, cuando en el se han de resbalar.

Brazos del viento




















La habitación está en silencio, duerme mi niña,
lo hubiese pedido bailar un vals, pero duerme
un vals entre las cuatro paredes y un techo,
en las cuatro estaciones, y el canto a la vida,
afuera voces, ruido, música,.....hay de todo,
es verano, sofocación en los cuerpos, ..aromas.
Una ventana es verduga y es solícita al mismo tiempo
preserva lo de dentro, expone lo de fuera,
dos mundos paralelos, dos espacios distintos
los vidrios se extienden y el viento arremete,
transporta hacia la calle caldeada y bulliciosa,
se arremolina al talle de un grueso cedro,
en espiral se elevan hojas secas, como abrazos sueltos,
una oruga citheronia se balancea en su crudo hilo de seda,
la hormiga marabunta aprieta su mandíbula en la corteza.
El viento extiende sus extremidades circundantes,
como silueta de mujer ceñida, envuelta en tango.
Se eleva, es su camino, susurra, canta,....pero no solloza,
va vertical hacia la cima, no sucumbe al sol del medio día.
Al final del follaje sobre una rama bambeante un pájaro resiste,
sus plumas de negro brillante se encrespan, se ensanchan
el tordo erguido aprieta sus garras, soberano en la copa,
alza el pico hacia la luz y suelta su trino ondeante.
Mi niña abre los ojos,....no estaba dormida,....
se abrazaba, a la rama, a la oruga, a la hormiga,
al canto del tordo,........y al viento.