La resbaladera

"El zurruco"

En la ciudad donde nací no había parques infantiles, los niños de mi época solíamos inventar juegos o buscar lugares apropiados para divertirnos, sabíamos de cómo jugaban los niños de otros lugares por las películas mejicanas, las que muy atrasadas llegaban. Por ejemplo, como jugar a la resbaladera (tobogán), zurruco se le dice en Chachapoyas. Solíamos ir fuera de la ciudad en busca de cerros apropiados para poder deslizarnos, pero siempre ellos presentaban dificultades, no eran del todo lisos, en el camino se encontraban obstáculos, como una piedra sobresaliente, o un arbusto; estos eran los retos, deslizarnos franqueando estas dificultades. Para no rasgarnos los pantalones utilizábamos cartones o mantas, pero de todas maneras nuestros trajes se manchaban con tierra colorada, así son los suelos de mi tierra. Pero este juego lo transmitíamos luego a los más pequeños. Ellos inicialmente tenían mucho miedo, el trayecto en muchas ocasiones era largo, se podrían lastimar. En la primera lección los pequeños se deslizan cogidos de nuestra cintura, así botaban el miedo. En la siguiente tenían que ir solos, pero les costaba trabajo, cuando dudaban en lanzarse les dábamos un empujoncito. Era grande la emoción verlos llegar sanos y salvos al final del terreno, ya podían franquear todos los obstáculos.

La vida también es como una resbaladera, se torna escabrosa, hay mucho que aprender para poder recorrerla. Pero muchas veces las decisiones a tomar son muy duras, dudamos mucho, nos damos por vencidos. Necesitamos de un empujoncito, de la ayuda de alguien. Cuan dura se puede presentar, si no tomamos las decisiones hoy, mañana será demasiado tarde. Si se cierra una puerta hacia la felicidad, otra se abre, pero seguimos mirando la puerta cerrada, no damos importancia a la que acabamos de abrir.