En el uso del lenguaje, a través de los tiempos, venimos utilizando cierto tipo de palabras que tienen la funcionalidad de ordenar u organizar la disertación (conversación). Dentro de esto existen una serie de piezas lingüísticas, como: primero, segundo, tercero, etc.; luego, después, a continuación, por último, finalmente; además, asimismo, incluso, encima, también, por una parte; etc., etc.
El prototipo de formas estándar de estos ordenadores está constituido, por las cuatro unidades: fulano, mengano, zutano y perengano, sobre las que tenemos los siguientes datos de carácter histórico:
Fulano: proviene del adjetivo árabe fulán, y tiene el mismo valor del castellano tal, como fulán panadero, fulán vendedor, fulano maestro. Como también puede sustantivarse (a su hijos fulano y fulano, Carlos y Manuel).
Zutano: Esta forma, es de origen incierto. Pero que tiene una diversidad de variantes muy utilizadas en el español clásico como (citano, citrato o cicrano, etc.). Pero más puede tratarse de una interjección (cit), para nombrar a un desconocido cualquiera, de quien se ignora el nombre; la que finalmente fue adaptada a la terminación de fulano. Es decir, viene a ser lo mismo, variando sólo en el orden.
En italiano existen formas análogas: Fulano, Zutano, Mengano y Perengano; para indicar a persona que no se quiere nombrar o alguien indeterminado: “Tizio, Caio, Sempronio e Martino”. Así también estos ordenadores lo encontramos en muchos otros idiomas.
Mengano y perengano: Estos parecen ser de fecha mucho más moderna; advirtiéndose que, tras fulano, puede repetirse zutano tantas veces como haga falta en una enumeración múltiple. El diccionario académico lo registra por primera vez en 1832 y da como étimo el árabe man kân, “quien sea”. En cambio la forma perengano no se incluye en el diccionario académico hasta 1884; esta voz alterna con perencejo, que se usa en algunos lugares de América, provendría de una pronunciación descuidada de “Pero Vencejo”, denominación empleada como apodo del labrador o segador típico; sería la forma primitiva, que luego adaptaría su terminación a fulano y demás miembros de la serie. Actualmente perencejo se usa en Bogotá y en Cuba.
Ahora, siguiendo un orden tenemos: mengano se usa “generalmente” después de fulano. La voz perengano se usa en último lugar. Y la forma zutano puede usarse en segundo (fulano-zutano) o en tercer lugar (fulano-mengano-zutano).
Muy bien, pues adonde quiero llegar en esta escueta indagación, sobre el origen y uso de estos ordenadores. Como ven tienen algunas variables por países y regiones. Acá viene lo simpático. Los Amazonenses también tenemos lo nuestro: el ordenador "PESHUCO" (a) usado en nuestro carismático regionalismo.
La palabra, Peshuco (a), se usa generalmente para designar a una persona a quien no se quiere nombrar, se desconoce su nombre o del que se quiere guardar reserva. Así pues, “peshuco” remplazaría al ordenador “zutano” (me lo dijo una peshuca, me contó un zutano, etc.). De esto, me atrevería a decir, que la expresión “peshuco” podría derivarse de la desfiguración de “persona” (me contó una peshuquita, por me contó una personita).
Estos ordenadores también suelen usarse en una forma despectiva: fulanillo de tal, zutanillo o peshuquillo; para referirse a una persona, sin importancia, con cierto desprecio o que no merece nombrarse. También existe el modo familiar y cordial: fulanito, zutanito y peshuquito.
Quedaría sumamente complacido y agradecido y lo pido con toda humildad, que alguien lograra dar alguna acotación y/o ilustración sobre esto. Sería muy importante, para acentuar y perennizar muestro carismático y afectivo regionalismo. Que es una gracia, dada a los amazonenses. Y porque no decirlo, si indagaríamos más, sobre el origen de estos “modismos” propios de nuestra región, a darle forma y orden; hasta nos atreveríamos a crear un lenguaje propio, un dialecto: “El PESHUQUENCE” (no sé si lo digo en serio). Sólo sé, que me siento orgulloso de ser AMAZONENSE.